Sir Francis Varney ha conseguido dar esquinazo a sus perseguidores a través de cierta trampilla secreta oculta en las viejas ruinas. Esta le conduce directamente hacia una cámara que los lectores recordarán por haberla visitado hace no mucho, en la que descansa cierto abatido prisionero cargado de cadenas…

No obstante, no nos detengamos demasiado en la cámara, pues los ánimos de la población local no se han enfriado tras la fallida persecución del supuesto vampiro. Al revés, nuevas y peores ideas vienen a las alteradas mentes de la muchedumbre, que está dispuesta a todo con tal de aplacar su ira.